Empoderar a las Niñas y luchar por su derecho a la salud en Ecuador

▪ Cada 11 de octubre nos unimos a la plataforma global para impulsar el respeco a los derechos integrales de las niñas, reconocer los desafíos únicos que enfrentan y promover su empoderamiento.
▪ En este Día Internacional de la Niña invitamos a centremos la atención especialmente en un desafío que afecta profundamente a las niñas y adolescentes en Ecuador: el embarazo en edades tempranas. Esta problemática representa no solo un dilema social que afecta sus derechos sexuales y reproductivos, sino también un desafío político y económico para el país, que actualmente es el segundo con mayor prevalencia de embarazo adolescente en Sudamérica y el primero en la Región Andina.

Cuando una adolescente se convierte en madre, sus derechos fundamentales, incluyendo los sexuales y reproductivos, la salud, la educación, el empoderamiento y su futuro productivo, se ven amenazados de manera inmediata y a largo plazo. Su potencial de desarrollo, la posibilidad de alcanzar ingresos dignos y un futuro promisorio es incierto. Más alarmante aún, estas jóvenes pueden quedar atrapadas en un ciclo de pobreza y marginación, una herencia que afectará no solo sus vidas, sino también las oportunidades de sus hijos y el bienestar de sus comunidades y naciones.

En el contexto ecuatoriano, a pesar de las leyes que prohíben las relaciones sexuales con niñas menores de 14 años, el Ministerio de Salud registró 53.847 embarazos en niñas y adolescentes en el año 2022. De estos, 3.386 corresponden a niñas de 10 a 14 años, mientras que 50.461 involucran a adolescentes de 15 a 19 años. Sin embargo, existe otra cifra igualmente preocupante: los embarazos interrumpidos debido a complicaciones obstétricas. Según datos del Ministerio de Salud, 13.926 de estos embarazos registrados en 2022 enfrentaron problemas que impidieron que los bebés llegaran a nacer.

El embarazo adolescente no es un problema exclusivo de Ecuador; es un problema global. Sin embargo, las niñas más vulnerables, aquellas sin acceso a educación, pertenecientes a minorías étnicas, de grupos marginados y de zonas rurales, enfrentan un riesgo tres veces mayor de quedar embarazadas que sus pares educadas y de áreas urbanas. Si a esto le sumamos la Desnutrición Crónica Infantil (DCI), que afecta especialmente a las áreas rurales, carentes de acceso a agua potable y servicios básicos, nos encontramos con niñas embarazadas que no están en condiciones de por proporcionar una nutrición materna saludable a sus hijos.

Un 18,9% de la población ecuatoriana son niñas y adolescentes, es decir, cerca de 3 millones de personas están en este rango etario, en el que persisten grandes brechas y desafíos, entre ellos el impacto de la pobreza: según el estudio de igualdad de género de las Naciones Unidas, en el 2022, 38,4% de niñas y adolescentes en el Ecuador sufrieron pobreza monetaria, es decir que no tienen las condiciones para satisfacer sus necesidades básicas, entre ellas la alimentación.

Según el Estudio de Costos de Omisión de la Salud Sexual y Reproductiva, en el 2015, el Ecuador perdió 331 millones de dólares por no invertir en la salud sexual y reproductiva, ya que los embarazos no instanciados en edades de 15 a 19 años se profundizaron; el mismo estudio indican que hay 728 millones de dólares de pérdida por la deserción escolar en adolescentes.

El embarazo en adolescentes cambia la trayectoria en la vida de las niñas y adolescentes, afecta su salud física y sicológica, y limita gravemente sus oportunidades de un desarrollo pleno.

Durante el 2do Foro “Los Primeros 1.000 Días», organizado por Fundación Promesa de la Industria Farmacéutica de Investigación (IFI), en colaboración con Diálogos Vitales y la Asociación Vivir, junto a aliados y representantes de más de 40 organizaciones públicas, privadas, de la academia y de la sociedad civil, se abordó como eje temático “El embarazo adolescente y la DCI”, analizándose esta grave problemática y acciones para enfrentarla intersectorial y articuladamente.

Desde la educación sexual integral hasta los servicios de prevención y apoyo para sobrevivientes de violencia sexual; así como desde la promoción de la salud materna y el apoyo para la crianza de los hijos a las madres adolescentes, hasta la capacitación en habilidades digitales y de autosuficiencia financiera para no perpetuar el ciclo de la pobreza… existe una necesidad urgente de una mayor atención y recursos en áreas clave que garanticen a las niñas sus derechos y todas las oportunidades para alcanzar su máximo potencial.

Acciones y políticas urgentes: Para abordar eficazmente el embarazo adolescente y la DCI, es esencial implementar medidas y políticas como:

– Garantizar el acceso a una educación sexual integral.

– Proporcionar información veraz y de calidad sobre salud sexual y reproductiva.

– Ofrecer acceso a métodos anticonceptivos modernos y de larga duración, junto con intervenciones efectivas de apoyo social y comunitario.

– Establecer mecanismos de protección social para enfrentar la violencia de género

– Fomentar la educación secundaria de calidad e inclusiva para evitar la deserción escolar.

– Asegurar el acceso universal a servicios de salud amigables y de alta calidad para adolescentes y jóvenes, especialmente en temas de salud sexual y reproductiva.

– Ampliar la cobertura y mejorar la calidad de la educación secundaria.

– Reducir la pobreza a través de políticas económicas y sociales efectivas. – Fomentar la participación ciudadana y la colaboración entre todos los actores sociales.

FUENTES: MSP, ONU, OPS