Las brechas en salud de la mujer desde mi punto de vista están ligados estrechamente a los determinantes sociales de salud, ya que estos factores impactan directamente en el acceso de las mujeres.
Es para mí, como líder en salud, un reto desafiar el status quo en una sociedad que muchas veces ha cargado la responsabilidad de la salud y el cuidado sobre las mujeres, reforzando los estereotipos de género y haciendo que las brechas de desigualdad se incrementen.
Sin embargo, hoy en día es motivante ver que poco a poco más mujeres participan activamente en la industria y desde su posición ya sea de liderazgo, operacional o científico generan cambios positivos a favor de una sociedad más diversa, inclusiva y con las mismas oportunidades.
La información, la educación, la prevención, el diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado en salud pueden salvar vidas, sin embargo, en el país no todas las personas y en especial las mujeres, tienen acceso a la información para prevenir enfermedades o evitar muertes prevenibles.
La situación de las mujeres en el Ecuador todavía es un asunto pendiente, según la Encuesta de Empleo, Desempleo y Subempleo, de junio de 2012 del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC): existen, alrededor, de 7.397.283 mujeres en el Ecuador, el 38.83% presentan Analfabetismo Digital y tan solo el 13% cuentan con un título de tercer nivel, de este porcentaje el 3.84% de las mujeres obtienen una ingeniería y el 1.88% son tecnólogas.
Estas cifras nos muestran las oportunidades que tenemos como sociedad para mejorar y reducir las brechas.
Considero que para potenciar el acceso a las mujeres y que todas podamos tener una atención de salud a tiempo, un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado, se requiere unir esfuerzos, trabajar articuladamente y generar alianzas desde lo público, privado, académico, sociedad civil y organismos internacionales, porque en salud y en equidad, todas las personas somos responsables.
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